Capital de la cultura y el arte

Arquitectura temporal, réplica de la estación Flinders hecha de juncos

Melbourne y Sydney son ciudades rivales. Cada una presume de sus cualidades en contraste con la otra, pero realmente no deberían competir pues cada una tiene su encanto y su estilo de vida particular.  Precisamente por eso se decidió establecer artificialmente una nueva capital, después de haberlo sido Melbourne, y se decidió un lugar a medio camino entre las dos: Canberra, que ha sido la capital de Australia desde 1927.

Melbourne es la capital cultural: está sembrada de galerías de arte, escuelas de  música, museos, bares con música en vivo, graffiti, teatros, talleres de diseño de moda, artistas callejeros, y por supuesto restaurantes con todas las cocinas del mundo.

Los diferentes distritos de la ciudad están históricamente organizados por nacionalidades. Según se fueron estableciendo  los inmigrantes  europeos, latinoamericanos y asiáticos a lo largo del siglo XX, crearon sus comunidades de modo que en cada una se respira el ambiente de sus países de origen. Esto ha enriquecido notablemente el ambiente multicultural de la ciudad, y hace que un simple paseo sea algo realmente entretenido...

La estación de trenes Flinders al fondo

Princes Hill Secondary College

Espectacular proyecto de la asignatura de escultura

El instituto de secundaria que me acoge durante esta primera semana en Australia es un centro bastante especial. Una de las características que lo distingue de la mayoría es que no es obligatorio el uniforme. Los alumnos valoran mucho esta libertad para expresarse a través de la ropa, como  me confesaron al preguntarles qué les gustaba más de su instituto. Curiosamente, otra de las cosas que más apreciaban eran sus profesores. Ojalá fuera así siempre...  En España no llegamos a esos niveles de aprecio y consideración, me temo.

PHSC tiene como objetivo fomentar la creatividad y el trabajo colaborativo. Los alumnos pueden elegir optativas entre una serie de asignaturas que impulsan estos principios: cocina, diseño de ropa, fotografía, escultura, música (creando grupos musicales en toda regla), teatro, etc.

El trabajo final de la clase de cocina era una receta libre elegida por el alumno. ¿Cuál eligieron? Por supuesto, la pizza. Luego la probé y estaba realmente rica. Qué mejor ejemplo de trabajo en equipo...

Sofás callejeros

Llevo por aquí pocos días, pero por lo que voy percibiendo, al australiano le va la vida cómoda y práctica, sin complicaciones estéticas ni modas artificiales. En general  visten de forma más bien informal, cada uno a su aire, sin preocuparse de lo que digan los demás porque los demás van igual de despreocupados. Unos van descalzos, otros disfrazados para alguna fiesta, o porque sí, otros con una mariposa en la cabeza, o con el pelo verde, y nadie se fija...

Decoración capilar con mariposa

Otro reflejo de la despreocupación material generalizada es el coche: es un mero instrumento para la movilidad del  propietario, así que suelen estar bastante descuidados. Mientras arranque  y te transporte, no hay que preocuparse.

Un detalle más. Los sofás los plantan directamente en el porche, en la terraza o en el jardin, para estar bien cómodos. Si les llueve, ya se secarán, ¿no?

Melbourne se prepara para la navidad

Ayuntamiento de Melbourne

A pesar de ser la segunda ciudad más grande de Australia, con más de 4 millones de habitantes, Melbourne es una ciudad tranquila. Solo en el distrito del centro, que es el área comercial y administrativa, se elevan rascacielos. El resto de la ciudad, que se extiende muchos kilómetros a ambos lados del río Yarra, está formado por casas de una o dos plantas, muchas hechas de madera, y con jardines delantero y trasero.
Melbourne huele a flores, suena a pájaros tropicales (está llena de loros) y sabe a comida oriental, ya que un alto porcentaje de la población son immigrantes que provienen de distintos países asiáticos. Otra curiosidad de Melbourne: su clima. Tiene cuatro estaciones, pero todas pueden ocurrir el mismo día. Como hoy, que me he despertado con una tormenta apocalíptica (hasta el suelo de la casa temblaba con los truenos), y al mediodía  lucía un sol achicharrante. 

Estos días Melbourne se prepara para las vacaciones de verano, o sea, en estas latitudes, la navidad. De hecho, el ayuntamiento ya lo tienen envuelto para regalo. 

Desde las antípodas... o casi

Empiezo mi periplo por Australia un día como hoy de la primavera austral, que resulta ser mi cumpleaños... Creo que he elegido la mejor manera de celebrarlo, que en mi caso es viajar. Y no a las antípodas, que para España se sitúan en Nueva Zelanda, pero bastante cerca. La primera impresión ha sido mejor de lo esperado, y eso que mis expectativas eran altas (ante todo, actitud positiva). Puntualidad impecable de la aeronave tras un viaje tan largo, maleta intacta en la cinta de equipajes, agentes de aduana simpatiquísimos y control relajado, sin preguntas y sin abrir maletas, y eso que había declarado mercancías "peligrosas" (medicamentos y zapatillas deportivas). En fin, que el trámite aduanero tan famoso por su inflexibilidad se ha quedado en leyenda urbana, al menos por esta vez...  Y mi nueva amiga Debra que me ha acogido de tal forma que me siento como en casa. Hoy comienza un nuevo año por el que ya me siento llena de gratitud.

Mi casita de madera por unos días

Panorámica desde el río Yarra